jueves, 4 de febrero de 2016

EMPATIA, RESILIENCIA,SENSIBILIDAD


Acabo de leer de nuevo un artículo de César Bona, el maestro de Zaragoza, al que le han otorgado el máximo galardón en Educación, Sería el Nóbel de Literatura, el equivalente al Nóbel de Educación.
Le sigo con interés, desde hace un tiempo y si bien por mi edad, ya me queda poco que aportar, creo que algo sí que podré hacer hasta que deje de trabajar.
Es partidario, al igual que yo lo he sido a lo largo de mi vida en educar la empatía, educar en resiliencia, educar para ser sensible hacía lo que nos rodea, hacia nuestros semejantes, además de educar las emociones y otros ámbitos que se añaden a lo puramente académico.
Cuando trabajar en Educación, cuando crees en que lo importante es que cada persona consiga sacar lo mejor de sí , para ella misma , para los demás, para la sociedad en la que vive, cuando lo más importante en tu vida han sido y son las personas, tu actitud en la Educación tiene un sello que te hace sentirte feliz.
Sí, que estupidez, pensará alguna que otra persona. No me importa. No quiero, ni siquiera polemizar. Es mi sentimiento, es mi verdad. No me quiero llevar la razón. No quiero convencer a nadie.
Simplemente expongo.
Sacar lo mejor de cada persona, aprender como docente de tus propios alumnos y alumnas, de tus compañeros y compañeras, de todos y de cada uno.
Ver tu labor diaria como un reto ilusionante, del que cada día aprendes algo nuevo, para ti, para tu propia acción docente.
Explicar que hasta del alumno que pierde el control, aprendes, sería largo de contar.
Explicar que hasta de la madre que es inconscientemente incompetente para ayudar a su hijo e hija, aprendes, dificil de que se entienda sólo con estas letras. Sí, aprendes.
Relatar lo que hoy he aprendido solo observando a la vuelta del segundo recreo.

Yo tengo también que aprender a ponerme mis propios límites. Aprenderé.

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